En el feral destierro, en las áridas tierras de osamentas, osarios y tormentas. Allí moraba y se mofaba el mefítico FURRO. Era grande, medía como cincuenta topos apilados uno encima de otro. Y olía como si tales topos tuviesen diarrea. Pero aún las moscas preferían otros sitios. Más cercanos a la civilización. Los chinos sin wu-wei (esa cosita del TAO) llenaron los océanos de cal y microplástico elástico. La vida se apagaba en los image boards. Los únicos que no morían eran los pedobears vaticanos.
El FURRO estaba flaco, el sol derritió sus grasas.
Pero el calor que afinaba su silueta lo doblaba y aniquilaba sus ganas de progresar en la vida.
La Princesa Prepucio alimentaba a FURRO ANÉMICO con alfajores Guaymallén de sabor papilla de cactus a cambio dibujos y petroglifos de [i]straight shota[/i] que realizaba el mentado FURRO para su recreación sensual. Ese momento autosatisfactorio que necesitamos para tolerar la vida fugitiva y dolorosa.
El desierto tenía sus cosas buenas. Tranquilidad y hostilidad a partes iguales. "El invierno son los otros", le dijo un espejismo de un tigre viejo. "Nunca el techo y la comida han de faltar". Pero había mucha arena de cemento, porque los edificios de vidrio, durlock y cemento se pulverizaron con ls guerras por los recursos. Putin quería más muñecos [b]playmóbyl[/b] por lo que invadió Ikea, la nación suiza de violáceas vacas Milka chocolatosas.
La Princesa Prepucio pisó un dron adormecido, uno de los drones suicidas explosivos que donaron los árabes y ese fue el fin al que se precipitó la malograda monarca.
No hubo funerales, no había quién oficiase tales ritos, pues la gente de la caravana onanista estaba celebrando la purga diaria de su simiente en el eterno reino hueco de la infertilidad fantasmagórica hipercalórica.
"Aquí vienen las cosas a morir", informó una serpiente con ganas de coversar y picar. Era una serpiente LGTBQ así que quería picar en EL PICO. Le gustaba ver morir de placer a sus presas, jugar con sus mamíferos prepucios, como cuando una mascota introduce su cabeza en un calcetín. En verdad, las mascotas no hacen eso, pero sus dueños ensayan sobre sus animales de compañía esas lúdicas torturas dignas deun boludo. Yo lo he hecho y he pagado el precio.
"Aquí las cosas vienen a morir", mencionó al cielo rojo la serpiente mientras devoraba las bolainas de mi cuerpo que ya empezaba a enfriarse.
La banda de espectros marítimos siguió tocando. Los mares se secaron, la sal no salaba y el azúcar no endulzaba. Miles de años de soledad. Los huesos blanqueados primero y desintegrados después. La tonada zumbaba en el desierto. "Flor de gomón, flor de gomón, tengo un gomón para vos, gorda gorda, gorda gorda".
Los críticos no lo entendieron, pero era un mensaje en sánscrito para las nuevas generaciones que no conocieron el agua potable ni el oxígeno ni el ozono.
Las estructuras carbonizadas que se desplomaban emitían algún sonido, pero no había un alma para escuchar tales desmoronamientos. Las proyecciones holográficas talidómicas de los paquidermos humectados que tocaban guitarras, sintetizadores, keytars y baterías electrónicas de parches hexagonales seguían con la canción. "Flor de gomón, tengo un flor de gomón para vos, gorda gorda, gorda gorda".
Al menos no tenía auto-tune.
Topochan emergió de las tinieblas. Quería farolearse entre las demás razas, pero era el único ejemplar de un imperio extinto. No tenía interlocutores para su solitaria demencia. Se creía un toro, pero era un topo. Un topo ciego de ambición. Quería expulsar a los moros y a los latinos, pero sólo quedaban chinos. Chinos de terracota para cuidar el imperio de ceniza.
El tiempo transcurrió, el sol se extinguió. Los soldados se deshicieron. And the rest is dust and stardust.
La oscuridad del nuevo abismo afinó las miradas de los topos. Ya no tenían ojos, emitían sonidos como Ecco the doppler dolphin. Los chinos salían a cazar. No había mares, pero salían en unos troncomóbiles como los de los picapiedras, "The Flintstones", pero sin ruedas. Arponeaban carcazas marchitas de escorpiones. Los nutrientes se convirtieron en arena.
La gente seguía con su vida, peregrinando en trenes hacinados. El tren de emboscada tenía cualidades de curtiembre y los pasajeros hacinados los convertía en chacinados.
En los campos de concentración, sonaba esta canción:
Letra:
También / en Tehauntepec / y Narnia, España / faenaron los pingüinos los chinos / los chinos sin wu-wei / esa cosita del tao / tu hígado se lo dieron a los chanchos / oohhh ohh / yo los vi muy anchos / no estaba ahí pero igual lo vi / cámaras por todos lados / rellenos de microplástico, elástico, fantástico / oh po-po-po-po bailable/ se me acabó la fuerza de mi mano izquierda / vas a sentir que lloras / a mí me gusta el Tangananica / Tú prefieres el Tangananá / ¡Ven y sana mi dolor! / Escribo esta canción para que te toques / la panocha.
La gente se arrojaba a la cerca electrificada. No quería morir en deshonrosa esclavitud. Menos aún, para los coquetos verdugos, siempre perfumados y enriquecidos con el saqueo.
Morían los cautivos y renacían como vampiros en otro sitio, tan poca luz como en este.
Nadie tenía sangre, todo lo que corría por las venas era una suerte de puré de polilla sabor sodio y glutamato monosódico.
Pero la gente leía, escribía y dibujaba a oscuras.
No había pantallas, pero la magia desafiaba la lógica y la ciencia con las pinturas cuyos ojos de los en ellas retratados recorrían el movimiento de los vampiros en la habitación.
>>6
Tanta mortandad derramada en el tren terminó por emebeberlo del tormento de almas. Estas almas brujas de vida sencilla, patéticos viajantes se consolidaron y sintetizaron en un alma colectivo y dotaron al tren chacinador en un nuevo Thomas, the tank engine. Empezó a hablar, cantar, cocinar, bailar cumbia y polca. Y a su pesar, a asistir a la escuela de trencitos. Allí se anotó en el club de rugby de trenes. No lo recomiendo. Allí, en el debut, a los trenes novatos les obligaban a tener sexo oral con el capitán o a someterse a una golpiza que podía ser fatal. Muchos optaban por lo primero. También le incrustaban UN DESODORANTE AXILAR AXE en el ano a los trenes. Pero como tenían un ano grande, utilizaban un barril de vecindad genérica. Dentro del mentado barril, solía haber un chavo que moría asfixiado dentro del barril insertado en el ano de los trencitos.
FURRO OBESO recorría el pueblo "La Pichula", advirtiendo que Disney Plus lo compraría para construir alguna cosa que generase más ganancia que la gente pobre que nacía y moría allí, chapoteando en perpetua indigencia. Nadie hacía caso. Todos estaban viendo series y películas. Todas escritas con el mismo formato. Todo cortado por la misma tijera. Todos dormían y UNA MANO MECÍA LA CUNA.
Los aviones aparecieron al día siguiente. Bombardearon. Arrojaron napalm. De lejos olía a salchipapas. Quizá tengo el olfato alterado. Yo sólo quería alejarme de este país. La incesante inflación. No era Venezuela aún, pero un gobierno populista, aún elegido democráticamente, si se quiere perpetuar en el poder, ¿no está encaminándose a una dictadura?
Y la temperatura aumentó diez grados, quizá más. Yo estaba por cruzar el umbral, pero de la noche a la mañana, levantaron puestos de peaje. Aún con el calor abrasador, los obreros trabajaban hasta morir insolados y deshidratados. Sus cuerpos no eran devueltos a sus familias: los devoraba FURRO OBESO.
Cruzar la frontera norte era fatal para la mayoría de color alquitrán como yo.
Sin luz eléctrica ni agua corriente, los intentos por abastecer al pueblo con energía eólica y paneles solares eran delatados por cámaras satélitales y abortados por la policía.
Los parroquianos que tenían cuatriciclos se murieron todos cuando se levantaron rampas sorpresivas y de ángulo empinado. "Ninguna otra tecnología humana genera más cadriplejia que los cuatriciclos."
Todis dormían y una mano mecía la cuna. Era la mano de Messi, la mano de dios. Pero era un panteón politeísta, así que el dios de las apuestas se había dividido a sí mismo en muchos furritos de barro que después se hicieron personas apostadoras por el caballo perdedor. También perdían en dados y luego con el desarrollo de las imprentas, se imprimieron naipes.
También biblias. La gente atea las iba a buscar gratis, y se servía de su fino papel para LIMPIARSE EL ORTO. ¡Je je kek lel XD!
Bueno, luego de unos 300 años se inventó el papel higiénico. Volviendo a los dioses, FURRO OBESO había leído en las proféticas aventuras del hidalgo don Cipote de la Guasca que "los humanos tienden a la sumisión si fuman marihuana, PERO TIENEN QUE TENER una excusa cultural para reivindicar tal consumo".
FURRO OBESO se disfrazó de jamaiquino y chapuceando con la guitarra ¡inventó el ritmo de reggae! ¡Evohé! ¡Evohé!
No sólo eso. También elaboró una epopeya donde un Nyarlathotep cualquiera bajo el nombre de "Jah" impuso a los hombres que fumen marihuana hasta quedarse con LOS OJOS CHINOS y el ano DILATADO.
Con una hazaña que combinaba ingenio y capacidad de desdoblamiento físico, FURRO OBESO realizó una impresionante técnica donde se dividió a sí mismo en cuatrocientosveinte furritos obesitos que, cuan Kokú, les hizo el amor contranatura de forma VIOLENTA (no a la manera usual de Kokú) a todos los zonzos que vivían fumando la fragante hierba enemiga de Babylón.
Los disidentes de El MESSIiCANO en Roma se habían convertido al protestantismo: "Culo que rezonga, quiere poronga" era su credo. Finalmente, algunos generaron sus propios emprendimientos sectarios, lavando dinero con casinos clandestinos, riñas de furros, y tiendas de comidas tales como panchos, salchipapas, arepas, chori-arepas y petefelpas. La secta de la marca de Caín (“Los Fabulosos Cainiliacs”) combatió a las demás con niños sicarios cantores. Eliminó a la competencia, pero al abusar de los niñes y castrarlos para que canten mejor, ardió Troya. Luego la institución cambió su nombre EL MBAPÉ-CANO.
Extirparon el gran COSO negro de la meca africana y lo emplazaron en Plaza Italia, una plazoleta de Roma donde los hippies vendían chucherías y fumaban incienso. Estos paganos fentanílicos adoraban a Jah, el mítico dios furro con cara de león, piernas de serpiente y corazón de alfajor. También practicaban el poliamor e invcaban al dios Pan, para untarle manteca y miel.
Magnéticas congregaciones eran lideradas por charlatanes con sombrero de pañal hipano, de hispañal. Sus seguidores eran gente adinerada y con estudios, pero NO TENÍAN CALLE. Se dejaban profanar y saquear en las insanas redes de los mesméricos reptilianos con pasta de campeón. Despojadores de bienes, libertades y dignidades. "Oid mortales el grito sagrado: Chu-chu-uá, chu-chu-uá-chu-chu-uá", bramaban los hijos de mil puta esos.
Pequeños niños furros con camélidos trajes dorados, armados con cimitarras, les limpiaban el ocote/anillo_de_cuero a estos defecadores de la fe verdadera. La fe de la verguiza y el latigazo.
“A veces la gente es ovejuna y no pega una”, pensé yo, el paladín de los pelotudos lapidados. Fui a la fiscalía y presenté una denuncia con mi número de documento/carnet de subnormal azabache pichi cachivache y mi infaltable palangana de sombrero.
A los 10 minutos cayó en mi vecindad la Patrulla de devastación de disidentes y me rompieron mi barril-hogar y me bajaron los dientes. Me hicieron morir y resucitaron mi cadáver para más paliza (y verguiza). Arrojaron mis restos a los chanchos de los chinos y los faenaron a los Peppa-Pigs. Los incineraron y molieron sus huesos.
Los volvieron a quemar, junto con mis historietas de Gaturro, Macanudo y Alan Moore.
Yo soñaba con Betty. "¿Cómo así, don Armando?" y bueno, las cosas eran así. A veces era inútil tratar de cambiarlas. A veces uno nace en la ruta perdedora. Y la vida es una sola. Hay que dársela en la pera. No pensar ni equivocado, ¿para qué, si igual se vive?
Es así, amigue, la gente ovejuna no pega una. Yo ya re fui, hermano, pero cuando caminaba por la tierra me preguntaba por qué su cerebro era tripulado por los nano-bots de inteligencia artie & fecal. ¿Por qué se entregan a la molienda de los engranajes de LA COLMENA ILIMITADA y se travisten en una nena resignada a los chacales de mandínguica TULA?
Ya no importa. Si es que alguna vez lo hizo.
HOla refigiados vampirezcos \( ̄▽ ̄)/
Los refugiados vampirezcos... ¿eran tales? ¿eran tulas? Nadie lo sabía. Yo era un hombre bueno, si es que hay alguien bueno en este lugar. Pagué todas mis deudas y mi oportunidad de amar.
La ventanita del amor se me cerró. Incluso quise entrar a Nasuchan, pero estaba cerrado. Quizá cayó presa de la cultura canceladora.
Tampoco sabía si los vampiros se refugiaban o se disolvían una vez extinto el textboard que parecía congregarlos. Pensé que estábamos unidos y me sentí mejor. Pero aquí estoy, tan solo en la vida, que mejor me voy.
El país vasco estaba colapsando otra vez. Los putos de Madrid no lo querían prestar ni un poquito a la ciudad de Guernica. Luego, vendría el descalabro, la insensatez del clamor popular por la represión. Las instituciones, intervenidas y luego desguazadas, daban lugar a otros tipos de corrupción. En democracia, no faltaba una corrupción sutil, pero tras el nuevo golpe de Estado (el segundo de la década) ya no era tan sutil la devoración de los humanos a manos del Nuevo Regente FURRO OBESO DICTATORIAL. Entonces, mis compañeros de armas y yo caímos en la sala de torturas y confituras del avieso furro. Vi a mis amigues ser confitados y devorados. Algunos rebeldes arrojaron bombas molotov, pero las cámaras con reconocimiento fatal les arrojaron el rayo fecal y les abrió las tripas. El contenido de éstas se desacargó en la vía pública y las fuerzas del orden hicieron paro, porque se quedaban sin empleo. También fueron "fecalizadas".
En el año Picasso, se reactualizó la disputa por su monumental cuadro, inspirado en el bombardeo de 1937 a la ciudad vasca homónima. Guernica lo quiere y Madrid no lo da. Picasso pintó el Guernica para el pabellón español de la Exposición de París de 1937. El cuadro llegó a España recién en 1981, tras la muerte de Francisco Franco y en plena transición democrática. Pero en verdad el cuadro atraía a las personas porque los pinceles de Picasso estaban confeccionados con cabello de PONY OBESO.
FURRO OBESO DICTATORIAL había engullido tantes militantos compañeres que estaba empachado. Aproveché la oportunidad. Estaba digiriendo a los huelguistas más intransigentes, los más indigestos.
Con mi dispositivo auto-tune tuneé mi voz de sardina y seduje a una oficial furra pettanko tsundere con máscara de loligata policromada anti-gas. Pude escapar con ella hacia Uruguay, donde agua no hay. El sediento furro acabó con la sedición bebiendo toda el agua dulce con el mero objeto de aplacar su sed. Esto generó una desnutrición hidráulica en los belicosos charrúas, quienes estaban más que sedientos puesto que habían depredado mucha chipa de los aguerridos hermanos paraguayos.
Yo no quería huir al húmedo Brasil porque odio el idioma portugués que hablan allí. Pensé en Guayana o algo así. En esos países que no juegan la copa América. Pero eran infranqueables para los trogloditas como yo. A mi compañera, unos gendarmes la confundieron con un caballo y la faenaron delante mío. La hicieron mortadela, con la nueva tecnología inteligente artificial mortadelizante. Yo, disfrazado de gendarme, comí un poco de su carne para mimetizarme con esta gente fagocitadora de humanos necroequinizados. Me odié a mí mismo, pero salvé el pellejo. Sentí que mi cuero era viejo. Que todo era una mala película del Spiderman, esas clase B, donde lucha con Bin Laden pero termina fumando marihuana con él en una pipa hiperbólica, en una cueva confeccionada en cartulina. Luego Bin Laden se saca la máscara y ya no es un Bin Laden versión carnaval, sino que es Mia Khalifa: Pero sólo que no es Mia Khalifa, sino una joven Cecilia Bolocco caracterizada como Mia Khalifa. "El simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay verdad. El simulacro es verdadero". No pensé eso, le puse copiar y pegar, ja ja, qué capo que soy.
Pensé muchas cosas sin sentido, no sabía si rápido o lento. Tampoco sabía si efectivamente veía todo lo que mi mente fabulaba. La inconexión de ideas era atemporal. En un momento me sentía caer. Escuché voces sobre otro golpe de Estado, sobre la combinación artificial de Neil Gaiman con Stan Lee y el nuevo SPIDERVERSO de Sandman, con SpiderDream, SpiderDeath, SpiderDesire y así. No me pareció una buena idea, pero hoy día cualquier basura que venda mucho supongo que es buena, porque permite comprar más droga. Hasta hay una droga que hace que se erecte el pico aunque el corazón esté sedado. Claro que existe el Viagra, pero la combinación con las sustancias depresoras del sistema nervioso central pueden hacer colapsar pichula y kokoro. Pero bueno, nada es para siempre. Siento calor sobre mis párpados y veo salir el sol. Pero sólo es Kokún haciendo el taiyoquén para vencer a los pacos tetracarabinólicos. Funcionan con energía eólica, pues los de antes comen y consumen valiosos recursos.
Kokún también cegó a los minions que envió Pixar para luchar contra los jóvenes descarriados que sólo miran memes y porno en internet.
Básicamente, otro año a la basura. El quinto o sexto después de la pandemia. Ya perdí la cuenta. Las orcas derrotaron muchos yates, pero los ricos fabricaron mucho microplástico. Pero con una novedad: al plástico lo inocularon con fentanilo y las ballenas se dieron UNA PANZADA que las hizo dormir con los peces. En una semana, TODIS aquí dormiríamos con los peces.
Pero después de una semana viene la otra y así y así, bailar contigo amor, y así olvidar.
To YOU it’s bad writing. To ME it’s a very nuanced piece of work that explores subtle intricacies without outright saying it.
Y además, es alta mala escritura, de la calaña más masturbapingos.
Martín Fierro, el afamado gaucho matrero, había sido "intertextualizado". Borges, Martín Kohan y otra gente de la literatura lo habían mancillado. Lo habían hecho comer CARNE POR POPA. ¿Cachai? Lo habían hecho heteroelástico. Pero la tensión dio paso a la distensión, la laxitud. La persistencia de la memoria, el chicletiempo. Y en otra línea temporal, una donde Gwen Stacy era Stacy Malibú, Fierro había descubierto el poder del anonimato en los tablones virtuales de texto e imagen. Era la época de los tamagochis y los reproductores portátiles de mp3. Era un Fierro flogger. Emo, más bien. Escuchaba Evanescence y Lacuna Coil. Sabía que todo lo que nacía moría. Más allá de las conquistas en vida, ¿qué había?
La nada.
PERO MIENTRAS: Los cuerpos (vivos o muertos), indefensos. Podían ser deshonrados, orinados, escupidos y defecados. Gengis Khan, implacable violador de innúmeras hembras humanas y animales, decretó el secreto paradero de su tumba para siempre. Pero ahora todo era visto y subido a internet (bienvenide a internet, amigue). Así que cada payaso tenía su ocaso. Sus quince segundos de fama. Y si se afligía, un montón de trolería ciberbulinera. Y después de los memes, una infinidad de olvido. ¿Quién y por qué guardaría irrelevantes screencaps de nuestra impenitente nulidad? ¿Por qué perseverar en el archivado incesante de nuestra aburrida irrelevancia? Todavía se usaba el formato jpg. Pero vendría el avif, el webm...
Entonces, Martin Fierro decidió hacerse el interesante. Valiéndose de la ELIPSIS como recurso retórico, desdibujó sus huellas y se recluyó en su dimensión paralela a mirar sus VHS de Serial Experiment Lain y Boogiepop Phantom, grabados de LOCOMOTION.
El interés en el elusivo e inaccesible gaucho se mantenía moderado, pero continuo. Hallarse siempre disponible disminuía sus poco sustanciales apariciones.
No era más grande quién más espacio ocupaba, sino quién más vacío dejaba cuando se esfumaba de esta insalubre realidad sin esperanzas.
Pasarían décadas, donde el feroz montador de pingos y sobador de vihuelas faenara otro mulato en una pulpería. Prefería quedarse en su casa masturbándose con Vaporeon. Yo prefiero a Gardevoir. Ya sé que es trillado, pero los pokemones insectos no me van. Me puedo estimular con música y alcohol. Pero me excito más con Vaporeon.
... Y FURRO OBESO siguió cayendo. No sabía de dónde venía ni a dónde iba. Cayó finalmente en una gran estructura. Se empezó a incorporar cuando sintió que extrañas presencias lo rodeaban. Una fémina pálida flotante, cubierta por una capa oscura, cuyo mantra era algo así como "Synthos, chanclas, mythreon". Un joven con piel verde y todas las trazas de un shapeshifter. Un joven musculoso con implantes cibernéticos. Una chavita de ojos esmeralda y frondosa cabellera. Y liderando al grupo, un joven y aguerrido humano blandiendo algún tipo de arma blanca arrojadiza.
FURRO OBESO utilizó su mejor artilugio químico disuasor para repeler ataques en desventaja numérica: Sildenafil tetracarabinólico.
El efecto se hizo evidente: el chico bestia y Raven comenzaron a copular rabiosamente. Como si no hubiera mañana. Starfire cabalgaba sobre el ex-sidekick de Batman de una manera eufórica. Cyborg se masturbaba mirando, sin participar.
Llorando.
Luego de un tiempo, Chano Chanespierre, el esquizo chánico, se intoxicó con un ritual chamánico que involucraba lagartijas, Resistol y ayahuasca. Giró en el barro, se clavó espinas de cactus, correteó coyotes intentando orinarlos y pintó paredes utilizando un emplasto de su propia sangre y excrementos. En sus visiones, habían pasado cinco años de la guerra nuclear en Ucrania. Vladimir Putin dijo que Rumania tenía campos de concentración donde Voldemort le lavaba el cerebro a los inocentes y crédulos ciudadanos. Y que era menester "desvoldemortizar" esa guarida de gitanos y vampiros necrófagos y faggots. Que aún le restaba a Rusia "una docena" de bombas atómicas.
Voldemort había engordado. Estaba sedentario. Comía chucrut y salchichas de sangre coagulada, con muchos fragmentos de grasa.
MUCHAS salchichas.
Obeso mórbido, lagarteaba de aquí para allá. De la cama al living.
Una vez por mes, reptaba complacido sobre iglesias reducidas a cenizas por las juventudes kawaii-noir. Le cantaban canciones de Dimmu Borgir y BTS. Y le obsequiaban salchichas desde lejos, como quienes le arrojan comida a una foca letárgica.
El mundo se había movido.
Hasta ahora, al infame mago tenebroso, sus mágicos ardides le habían permitido matar varias decenas de personas. Personas y centauros, hipogrifos, unicornios, semi-gigantes, hombres lobo, elfos domésticos... pero una bomba atómica ERA COSA DE MANDINGA.
Los muggles y su turbia ciencia habían superado la milenaria maldad de las siniestras artes oscuras.
¡La ciencia había superado la magia negra!
Voldemort se tendió en el pasto y lloró. "¿Qué te pasa, Pichula?", inquirió una voz juguetona. Era grave y profunda, como la del cantante de Toy Dimísion. "No soy "Pichula". Mi nombre es Tom Márvolo Riddle. Y siento que ya no soy necesitado".
Voldemort a veces ni abría los ojos. Con su lengua de ofidio vipper podía tantear el aire e inhalar datos del viento o de la atmósfera. La voz que le hablaba era de un canguro. Un canguro llamado "Jimbo".
"Eres muy bonito", se sorprendió diciendo Voldemort.
Jimbo se ruborizó. Y se acercó.
"Me gusta el olor a shampoó Plusbelle de manzana que hay tras tus orejas".
El canguro se reclinó y abrió sus piernas. Voldemort se recostó sobre él y le hizo el amor suavemente, a la manera de Kokún.
Ya eran una pareja consolidada. Pasaron tres décadas. Estaban gordos, calvos y con los hombros y la espalda cubiertas de vello enrulado. Esa mañana Jimbo estaba contento: había ido a la feria con olor a orín y encontró, poco antes de llegar, unos libros mojados. Tenían imágenes muy interesantes, aunque levemente enmohecidas.
Estaba disponiendo los libros de modo que el sol de ese día los secase parcialmente al menos. Y en eso, le cayó un cascote en la capocha. Un cascote que se desprendió de un asteroide chino. Uno de los miles que se desmigajaban en la atmósfera terráquea.
Jimbo, debido a la lesión craneana ocasionada por el impacto del fragmento meteórico, perdió la facultad de hablar. Quedó AWEONAO.
Voldemort lloró.
Reflexionó. Inmóvil durante horas. Luego, tras masturbarse tristemente con unos videos de Luna Lovegood, esa estúpida y sensual muggle, alcanzó el estado "post nut clarity". En esa frecuencia (que era como el estado super saiayín ultra instinto) bebió su cerveza de manteca, a oscuras.
Días, noches, bebiendo alcohol con espuma grasosa hidrogenada. La cereveza era de margarina, no de manteca. Había inflación ahora en Hoggwarts. Pero él ya no comía. Sólo bebía.
Jimbo seguía cariñoso, aunque oligofrénico. Sus patas delanteras se quedaron inoperantes por la lesión. Quería masturbarse y no podía. Se descomodó la columna vertebral intentando una autofelación.
Voldemort lo llevó al veterinario de Gryffindor. "Ahora, las pajas, se las va a tener que hacer usted."
A la vuelta, Voldemort compró en Grido una torta helada para Jimbo. Que la devoró gustoso. Lástima que ensució toda la casa. El malogrado canguro esbozaba una sonirsa cuando Voldemort le fortaba el bolsillo de su vientre y luego, la bolsa escrotal. Hablaba en lenguas, pero en lenguas muertas. "Semper Solum", parecía decir. Le costaba mantener la erección al desmejorado canguro.
No bien eyaculó una gran cantidad de esperma marsupial, presintió lo que iba a pasar. Voldemort, también llorando, le puso la varita en la boca y bramó "¡Avada Kedabra!"
Luego del verde y terminal resplandor, la sabiola del canguro explotó en un chiquero de carne picada.
Llorando , Voldemort sepultó a Jimbo con sus propias manos escamosas, bajo el nogal de las ramas extendidas.
Un conocido animador televisivo contrató a una supermodelo clonada por el mefítico Doctor Gero para preñarla de su simiente. El mentado animador era un homosexual confeso, así que no quería inseminarla como algunos de nosotros querría. Además, era una mujer MAYOR DE EDAD, y aquí muchos lectores romantizan la petrofidia. Pero bueno, el deseo pedregoso es así, zambos, todo vale porque la pasión no espera. PERO BUUUUUEEEEEEEEENNNNNNOOOOO, cuestión que el animador la deja estacionada ahí en la vereda a la hembra rubia ukraniana, clonada e hipnotizada. Quería comprar avocados (yo les digo "paltas") y golosinas veganas aptas para celíacos LGTBQ.
En eso, pasa un chamaco sobre su burra hipocámpica, que también fue su mujer, y se lleva a la rubia. Mar adentro, se llevó a la rubia.
Él era POSEIDÓN, y raptó a la chamaca llamada "Europa" y la hizo follar con un excelente toro de contenido lácteo y excitante.
De la unión de toro y mujer nació un simpático amigue llamado "El Minotauro" porque el animador se llamaba Mino MARLEY. Y bueno, este pícaro Minotauro de taurina cabeza y cuerpo de mandingo, les dio topetazos a todos los habitantes de Ciudad Playa con los que se cruzó. Lars Barriga protegió a Sadie, pero Sadie lo protegió más.
[Capítulo 2]
"Es mucho para nosotros, Steven... ¡retrocede!", bramó Garnet mientras era sometida por EL CAÑÓN LÁCTEO del fortachón engendro cornudo, intimidante y sodomizante. Perla ya estaba re violada y parecía mermelada de perla (pearl jam).
Amatista le pegó latigazos, pero el bicho endemoniado le dio embestidas a Garnet hasta que la separó en Zafiro y Rubí. A ambas les seguía manando leche seminal del "anuel", digamos. Steven tenía una pequeña erección y quería follarse a sus amiguitas también, porque Garnet era una morocha imponente, con turbopompas que no podrían permitirle a su pedacito de carne Universe infiltrarse y propiciar placer a tremenda nubia cobre y mineral. Amatista le gritó a Steven que había que fusionarse en Smocking Quartz, pero Steven la miró de modo lascivo, al modo de KOKÚN, y se sacó las chanclas y los ceñidos pantalones denim de tela de jean. Revelando tremenda erección. Era un pene pequeño, pero refulgente. El glande brillaba, estaba duro como diamante.
LITERAL.
Amatista lo miró con tristeza, pero a la vez, CON DESEO GOLOSO. Ya conocía las virtudes amatorias del semental guitarrista Greg Universe... y rogaba todas las noches que su hijo heredase al menos LA CUARTA PARTE del exhuberante "encanto Universe". No quería que lo "malgastase" en Connie... todo bien con la pequeña cachorra humana nerd, pero el hijo de Rose tenía leche para llenar más de una vulva...